Ferrugem es una villa, conformada por una gran bahía enmarcada entre morros cubiertos de una frondosa y variada vegetación. Al este la rodea el imponente mar azul verdoso, con enormes olas y extensas playas, y hacia el oeste la serenidad de la Lagoa da Encantada, de aguas color ocre, parecido al metal herrumbrado. De allí el nombre del lugar; Ferrugem significa “óxido”.
La mayoría de sus calles son de tierra y se puede recorrer todo el pueblo a pie en poco tiempo. La calle principal que corre paralela a la playa, tiene diez cuadras de largo, y el ancho de la villa no supera los 400 metros.
En sus orígenes Ferrugem fue un poblado de pescadores nativos, que aún ocupan una parte importante de la villa. La calidad de sus playas y su entorno transformaron el lugar en un centro turístico magnifico que fuera de la temporada turística conserva su estilo de vida tranquilo característico.
En la época estival, durante el día, el extremo norte concentra a jóvenes que disfrutan de la playa y bares. Por el contrario, el extremo sur, donde se encuentra la salida al mar de la laguna “da Encantada”, atrae fundamentalmente a familias con niños que disfrutan de la seguridad de las aguas de la barra. La puesta del sol en la laguna es un espectáculo maravilloso e imperdible.
Las playas de Ferrrugem son, durante todo el año, un destino y un refugio muy elegido por los surfistas por el tamaño de sus olas.
En el extremo sur, sobre el mar y al lado de la desembocadura de la laguna en el mar (barra) se encuentra el Morro del Indio. Desde su altura se puede ver el pueblito, su entorno y los atardeceres que son impresionantes por su belleza. Este morro conserva vestigios de civilizaciones precolombinas, con enterramientos aborígenes que le agregan magia al sitio. También pueden verse señales geológicas de la división de Gondwana en los actuales continentes africano y americano. Las rajas de rocas de marcada diferencia de coloración son la prueba de este movimiento gigantesco.